
En esta época donde la hormona testosterona aparece como una opción interesante para darle calidad de vida a algunos adultos mayores, debido a que su deficiencia modifica su vida sexual, su uso equivocado en gente joven debe tener un control.
La testosterona es una hormona relacionada con la fuerza muscular, la actitud y el deseo sexual de la persona y la tienen todos los seres humanos, y los hombres más que las mujeres. Esta llega a su punto más alto en la adolescencia y disminuye progresivamente con los años.
En la actualidad obtener una mejor apariencia física ha generado el uso indiscriminado de anabólicos y/o testosterona, que unidos al esfuerzo físico en gimnasios hace que se obtenga una musculación especial. La testosterona se encuentra en muchas ocasiones en venta indiscriminada y sin control recomendada en muchas veces no por médicos sino por entrenadores y promotores de gimnasio. Estas vienen en varias presentaciones: inyecciones, gel y pastillas que tienen repercusiones en el hígado que son irreparables.
Un hombre joven que hace uso indiscriminado de estas hormonas podría llegar a tener consecuencias fatales, produciendo un efecto anabólico que colabora con el aumento de la captación de nitrógeno dentro del músculo y produce una hipertrofia en éste. En realidad tiene un efecto poco natural que puede llegar a un efecto no deseado.
Esto genera graves repercusiones en la vida reproductiva del varón, ya que bloquea el eje que tiene que ver con la producción de los espermatozoides en el testículo dejando estériles a los hombres por un tiempo muy largo. Inclusive puede alterar el tamaño de los testículos si el tratamiento es muy prolongado y puede inflamar a la próstata.
A pesar de que el uso de testosterona en los hombres jóvenes exacerba el deseo sexual y otorga una sensación de euforia producto de la sobrestimulación hormonal, también se producen daños en el corazón y en otras funciones del cuerpo del varón.
Mi recomendación como especialista es invocar a frenar la venta sin prescripción médica e indiscriminada de testosterona sobretodo en jóvenes, ya que esta hormona sólo contribuye con el bienestar en adultos mayores con síntomas claros y con la confirmación de la deficiencia en un examen de sangre y se convierte en un problema físico dañino para la salud de nuestros jóvenes. Para ellos es necesario estimular la actividad física, pero derivada del propio esfuerzo, y no usar nada que altere la fisiología natural.