jueves, 4 de junio de 2009

Los años no pasan en vano



Cuando un hombre envejece se generan cambios que indiscutiblemente afectan su sexualidad, y a partir de los 40 años el envejecimiento en su aparato reproductor, se produce de manera gradual y transforma el tejido testicular, la producción de espermatozoides y la función eréctil.

Respecto a la fertilidad, los conductos que trasportan el semen pueden volverse menos elásticos (esclerosis), pero los testículos continúan produciendo semen, en igual volumen de líquido pero con menos espermatozoides vivos.

La disfunción eréctil puede ser una preocupación y con la edad es normal que las erecciones se presenten con menor frecuencia. Sin embargo, este problema es con frecuencia el resultado de dificultades de salud o psicológicas y no el simple hecho de envejecer. El envejecimiento por sí solo no le impide a un hombre ser capaz de disfrutar las relaciones sexuales, pero en algunos casos, se pueden presentar disminuciones en el deseo sexual. Esto se debe a la disminución en el nivel de testosterona conocida como la Andropausia.

En cuanto a la función urinaria, la próstata se agranda, mientras que parte de su tejido es reemplazado por tejido fibrótico similar a una cicatriz, produciendo una afección que se presenta en cerca del 50% de los hombres. Esto puede causar problemas tanto a la hora de orinar como de eyacular. Debe quedar claro que la función de la próstata no está estrechamente relacionada con la fertilidad y un hombre puede tener hijos incluso si la próstata ha sido extirpada.

Muchos de los cambios físicos relacionados con la edad, como el agrandamiento de la próstata o la atrofia testicular, no se pueden prevenir. La recomendación es que los varones deben consultar con un médico, ya que en la actualidad se disponen de nuevos métodos para frenar los síntomas que llegan con la edad. Recuerden que la prevención durante la juventud es la mejor medicina para que un hombre tenga una mejor calidad de vida durante su envejecimiento.

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