jueves, 16 de abril de 2009

Congelando el futuro



Las mujeres de hoy en día, por las diversas tareas que cumplen en la sociedad, postergan la maternidad. Ahora para ellas tener un bebé y dedicarle parte de su tiempo ha quedado relegado por la posibilidad de una mejor posición laboral, un viaje al extranjero o una maestría.

Y es que llegar a los 30 años y que una mujer no tenga hijos es algo normal en la civilización actual. Pero pasados los 35, el reloj biológico parece ya pasarles la factura, y la presión por ser madre llega acompañada muchas veces de una soltería que no parece ser ocasional. Es así, que los embarazos tardíos aparecen como desafiando a la naturaleza.

Pero una posibilidad puede hacer que las treintañeras que buscarán la maternidad más adelante, cuenten con una opción: la de congelar sus óvulos. Esto debe darse durante los años más fértiles de una mujer.

Después de los 30 años los óvulos empiezan a perder vitalidad. Mientras más años pasan para una mujer, menos posibilidades de embarazarse y tener hijos con complicaciones.

La alternativa que se realiza en el Perú es sencilla y consiste en congelar unos cuantos óvulos, y sólo fecundar los necesarios para conseguir un embarazo cuando la mujer lo desee. Si la mujer no quedara embarazada, se descongelarían los óvulos para realizar otro ciclo.

Sin embargo, algunos expertos señalan que el uso de óvulos congelados en tratamientos de fertilización no siempre funciona, porque es una técnica que no tiene un porcentaje del 100% de éxito.

Mi consejo para las mujeres es que tengan a sus bebés cuando todavía son jóvenes y no se aventuren a postergar sus embarazos ni pongan sus esperanzas. No hay porque congelar su futuro, sin embargo, la ciencia les da la posibilidad de hacerlo. Tomen ustedes mismas la decisión.

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