viernes, 3 de abril de 2009

El rol de un niño - padre



Desde que estamos en el vientre materno, nuestras hormonas ya están activando nuestra vida. Un no nacido, por ejemplo, puede tener erecciones, y el simple hecho de acariciar a un bebé y estimular su piel puede generar en él respuestas. Sus sentidos son receptores de esa caricia, de ese estímulo que, aunque con fines de amor maternal o paternal, les produce algún tipo de reacción.
A partir de los seis años es muy frecuente observar erecciones en los niños. Ellos se encuentran en la etapa de exploración, y éstas se observan al bañarlo o mientras lo visten.


A esta edad, los niños suelen jugar a los “doctores” y la curiosidad los lleva a explorarse a sí mismos y a los demás. Sin embargo, se pueden presentar conductas sexuales inapropiadas como el juego excesivo con sus genitales, lenguaje y gestos sexuales continuos, y actividad sexual en público.

Esto, acompañado de lo que los niños perciben de los medios de comunicación y el exterior en general, provocan que su iniciación sexual sea antes de lo que debería. Asumen así el rol de niños y padres, trayendo consecuencias en su futuro tanto físicas como psicológicas. Los niños adoptan un rol que no le corresponde a su edad, no porque biológicamente no lo pueda tener, sino que está adoptando una etapa por imitación.
El desarrollo sexual apropiado en los niños depende, en gran medida, de la preparación de los padres para asumir este papel. Es necesaria la orientación debida y evitar que nuestros hijos intentan asumir roles que no les corresponden. La receta ideal es la comunicación.

No hay comentarios: